miércoles, 30 de noviembre de 2011

Las cenizas de un sueño que se desvanece

Aquí os dejo con mi segunda redacción de este curso. Una ocurrencia que tuve en la ducha, ese lugar sagrado para la reflexión. 

Todo comenzó una noche cualquiera de un día rutinario. Me metí en la cama sin mucho esfuerzo, deseando poder descansar un poco. Tras unas cuantas charlas internas, mi mente quedó silenciada por la oscuridad. Sentí un aire cálido recorrer mi cuerpo, olí un dulce aroma de primavera y saboreé la tranquilidad en la que me encontraba. No fui consciente de dónde estaba hasta que salí del trance que esas sensaciones embriagadoras me habían causado. Pude entrever un extenso terreno verde a rebosar de vegetación, un cielo azul cian carente de nubes y un Sol resplandeciente que me cegaba. De pronto me di cuenta de que no podía moverme, no sentía mi cuerpo, pero podía percibir lo que ocurría a mi alrededor. Dos de mis sentidos quedaron anulados, tacto y gusto, en cambio, la vista, el olfato y el oído quedaron intactos. Ver sin ojos, oler sin nariz y oír sin orejas, ¿cómo era eso posible? Mi vista, a diferencia de los demás sentidos, podía moverse y alejarse de la figura que ahora era mi cuerpo. Gracias a eso pude comprobar en qué me había convertido. Era una diminuta planta, apenas podía decirse que acababa de brotar.


Los minutos pasaban como milisegundos. Todo era tan rápido... No quería salir de allí, pero el simple hecho de hacerme a la idea de que algún día esa plantita en la que me había convertido moriría me aterraba. Aún así, no pude darle demasiadas vueltas, estaba absorta en mis pensamientos. Empezaron a preocuparme unas manchas grises en el cielo y unas siluetas en el horizonte. Pasaron los meses (horas para mí) y yo ya estaba a punto de florecer. ¿Sería una Margarita? ¿O quizá una Violeta? Llegó el día. Noté como mis pétalos recibían la calurosa bienvenida de los rayos del Sol. Era una hermosa amapola, mis pétalos carmesíes resplandecían de sobremanera. Lástima que ese brillo tan bello iba a durar poco. De golpe y porrazo la luz y el calor desaparecieron. Una inmensa nube  de ceniza cerraba el paso a mi amigo Sol. Seguí con la mirada el destino del cual provenía. Las siluetas que distinguí anteriormente estaban más cerca y pude entrever edificaciones… ¿humanas? Me invadió la impotencia de no poder moverme e ir a hacer algo. A lo lejos se podían observar unas enormes llamas y una capa de humo que cubría todo el cielo. Los edificios estaban incendiados y el fuego se extendía rápidamente hacia el prado. Empezó a llover con fuerza, pero este hecho no pudo detener las intensas llamaradas que azotaban el lugar, por culpa de la presencia del viento. 



Ahora era un paisaje espantoso, por no decir aterrador, donde reinaba el caos. No podía sentir más dolor que el del alma al ver como se aproximaban las llamas de la destrucción. Toda esa magnificencia que tanto me agradaba desaparecería por completo en un abrir y cerrar de ojos. Quería llorar pero no podía, mas no tenía ojos para ello, pero mi ser gritaba con toda su fuerza para que algo o alguien salvara a mi amada naturaleza. Las llamas pronto se encontraron a unos centímetros de mí, abrasándome. Sentía como ardían aproximándose con rapidez y como una gota de lluvia resbalaba cayendo al suelo justo en el momento  en el que desperté. Seguía en mi cama, todo era exactamente igual que antes. Sólo había sido un sueño…



La amapola simboliza la muerte y el sueño, de ahí el título. Un simple juego de palabras, teniendo en cuenta los sucesos del relato. Espero que os haya gustado, no es de mis mejores textos pero es aceptable. "Es un mensaje idílico" me dijo él, quizá tenía razón o quizá no. 

Gracias por haberos molestado en leer. ^^

R.R.

2 comentarios:

  1. Me encanta como escribes, como describes todo y me encanta que le hayas puesto un mensaje...
    Es preciosa enhorabuena ^^

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  2. Muchas gracias. Yo podría decir lo mismo de sus relatos Srta. "Me hechizaste". Estoy deseando leer su texto definitivo de la 2a Entrega de Redacciones. Probablemente sorprenderá a su sarcástico (y malévolo) profesor. Usted ya me entiende. ;D

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